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Islas Canarias el 28A.

Las Islas Canarias ante el 28A. 

El hecho de ser el territorio más meridional del Estado español, a unos 1700 kilómetros de la península, provoca inexorablemente que Canarias sea una de las grandes olvidadas de la política nacional en los largos periodos que transcurren entre unas elecciones generales y las siguientes.

No obstante, ese mismo territorio, encerrado en los mapas de nuestras escuelas en un rectángulo imaginario que lo desnaturaliza y descontextualiza, cobra una importancia vital cada vez que los españoles nos citamos con las urnas.

Es importante recordar que de Canarias salen 15 de los 350 diputados que conforman el Congreso español.

Los resultados electorales en lo que va de siglo, indican que no existe predominancia de ningún bloque ideológico y sí una alternancia entre izquierda y derecha, aderezada por partidos regionalistas como Coalición Canaria (CC) y Nueva Canarias (NC) o el Partido Nacionalista Canario.

En las pasadas elecciones generales de 2016 el bloque de izquierdas y el de derechas empataron a cuatro diputados en Las Palmas mientras que en Santa Cruz de Tenerife la derecha se llevó la victoria por cuatro a dos dejando un solo espacio libre que fue para Coalición Canaria.

Sin embargo esta escasa relevancia en número de escaños, contrasta con la gran presencia mediática de los políticos canarios, quienes son expertos en hacer llegar el mensaje de las islas a Madrid, rentabilizando para ello todas y cada una de sus apariciones públicas.

Sin ir más lejos, Ana Oramas, la representante de Coalición Canaria en Madrid ha jugado un papel muy relevante en la legislatura recién expirada; no en vano, en la moción de censura que llevó a Sánchez a La Moncloa fue la única diputada que optó por la abstención.

Por otro lado, Pedro Quevedo, el conocido como Diputado 176, ayudó “involuntariamente” a Rajoy a sacar in extremis los presupuestos de 2018 a pesar de que su partido Nueva Canarias había ido en coalición con el PSOE en los comicios de 2016, lo que dinamitó el pacto y hace que hoy PSOE y Nueva Canarias concurran por separado a las elecciones generales.

Además, Paulino Rivero, ex presidente del gobierno canario entre 2007 y 2015, ha expresado recientemente su preocupación por la posible pérdida de visibilidad de ambos partidos regionalistas y para que ello no ocurra ha solicitado una alianza, que no se ha producido, entre NC y CC.

Siendo así, el voto regionalista se estancará, dejando a Coalición Canaria muy cerca de perder su representación en el Congreso, ya que ha pasado de recibir uno de cada cuatro votos de los canarios en 2004 a uno de cada 12 en 2016.

Este nerviosismo del nacionalismo canario unido a la debilidad de Vox, sobrevenida por la expulsión del partido de Ricardo Baña tras ser acusado de delito fiscal, predispone un escenario más favorable para los cuatro principales partidos.

Todo este cúmulo de situaciones, se une a una relación entre el Gobierno de Sánchez y el Canario, en ocasiones de cierta tensión, como se pudo comprobar con la visita del Presidente a las islas; el PSOE cifra su éxito en Tenerife en Héctor Gómez, hasta ahora Director de Turespaña y que espera recuperar parte de los 80 mil votos perdidos desde 2008.

En una Comunidad Autónoma en la que la participación está entre un 9 y 6 % inferior a la media española, la movilización del electorado es mucho más determinante para decidir los dos últimos escaños en una y otra provincia. Hasta cinco fuerzas políticas tienen opciones de acceder al séptimo y octavo escaño, que se decidirán por menos de 1.000 y de 500 votos respectivamente.

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