Estudio Elecciones Autonómicas. Comunidad de Madrid. 26 de mayo de 2019

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Estudio Elecciones Autonómicas. Comunidad de Madrid. 26 de mayo de 2019

El próximo domingo 26 de mayo los madrileños tienen una cita con las urnas para elegir una nueva cámara legislativa que, tras su constitución el próximo 11 de junio, elegirá a un nuevo presidente autonómico, el octavo de la democracia. Sea quien sea el elegido o elegida tendrá por delante un sinfín de retos, aunque sin duda alguna, uno de los más complicados será el de devolver la estabilidad a una Comunidad que ha asistido a un turbulento fin de legislatura y que vive perpleja la atomización de su arco parlamentario.

Es un desafío mayúsculo porque el escenario se intuye muy complejo, con dos bloques empatados a casi todo y donde la posibilidad de entablar diálogo parece una quimera, lo que dificulta enormemente que de estos comicios salga un candidato de consenso que clarifique el panorama político en la Comunidad de Madrid.

Y es que Madrid se ha convertido, en los últimos años y por muchos motivos, en un reflejo de la realidad española. Los madrileños han sufrido en sus propias carnes los peores efectos de la política en minúsculas, es decir de la mala política, en buena medida por culpa de una clase dirigente que ha ido concatenando tristes y vergonzosos episodios que han provocado un profundo desencanto con los representantes de los ciudadanos.

Con todas las cautelas y con el fantasma de la repetición electoral sobrevolando la campaña, estamos a las puertas de una nueva etapa que pretende dejar atrás una X legislatura caótica marcada por la dimisión de Cristina Cifuentes en abril del año pasado, que se vio abocada a tomar tan drástica decisión tras verse envuelta en varios escándalos que acabaron con una carrera política que apuntaba muy alto.

Su sucesor fue Ángel Garrido, un histórico del PP madrileño de perfil bajo, quien hace menos de un mes dejaba su partido de siempre para dar el salto a Ciudadanos, lo que supuso una gran sorpresa para las huestes populares y que fue visto desde Génova como una traición, ya que el anuncio se produjo en vísperas de las elecciones generales. Este efecto dominó ha provocado la aparición de Pedro Rollán, el tercer presidente -en funciones- en cuatro años, algo nunca visto en un territorio caracterizado por el continuismo.

Tradicionalmente la Comunidad de Madrid ha sido un lugar poco dado al cambio y eso ha beneficiado a la derecha, que gobierna la región desde mediados de los años 90, lo que ha supuesto que las generaciones más jóvenes no hayan conocido un presidente que no sea del Partido Popular. Sin embargo, no debemos olvidar que antes de que Alberto Ruiz-Gallardón se instalase en la Puerta del Sol, allá por 1995, Joaquín Leguina, único presidente socialista hasta la fecha, había ostentado el poder en las tres primeras legislaturas.

No obstante, la progresiva pérdida de influencia en los municipios obreros del sur de la Comunidad hizo que, del magnífico resultado para los socialistas en 1983, 51 escaños y más de un millón de votos, se pasase a 41 escaños y poco más de 800.000 en 1991. A pesar de que el PP fue la fuerza más votada, el PSOE pudo ese año formar gobierno por última vez gracias a la suma con Izquierda Unida.

Tras Gallardón, se sucedieron al frente de la Comunidad Esperanza Aguirre e Ignacio González quien tomó el testigo de la lideresa cuando ésta dimitió -por primera vez- en 2012. González pasaría por la cárcel en el año 2017 tras ser acusado de diversos delitos en el marco de la Operación Lezo.

Pareciera que los madrileños han desarrollado una suerte de “resiliencia política” a este tipo de acontecimientos cuando otros muchos, bien le darían la espalda a sus representantes mediante la abstención, bien pondrían de manifiesto un rechazo a esa forma de hacer y entender la política provocando un cambio de gobierno que se ha hecho esperar, al menos, 23 años. El pasado 28 de abril, los madrileños constataron que han optado por la segunda opción; el Partido Popular se hundió quedando por debajo de Ciudadanos y dejándose casi la mitad de los votos que la anterior ocasión en que las urnas hablaron.

Lo que suceda el próximo domingo 26 de mayo dictará la manera de entender la política para los madrileños.

BLOQUES IDEOLÓGICOS

Derechas

Desde 1999 los madrileños han acudido 12 veces a las urnas entre elecciones generales y autonómicas; en ellas, la derecha ha obtenido más votos en 9 ocasiones por tan solo 3 de la izquierda.

Las 3 ocasiones en las que la izquierda superó en votos a la derecha, en los últimos 20 años, son las autonómicas de 2003, que tuvieron que repetirse tras el “Tamayazo”; las Generales de 2004, con un récord de 1,5 millones de votos para el PSOE -precedidas por los atentados que golpearon Madrid el 11-M y todo lo acontecido en la capital durante esos días-; y las autonómicas de 2015 en las que Izquierda Unida se quedó por debajo del umbral del 5% de votos, y al no obtener ningún escaño, lastró la posibilidad de formar un gobierno de izquierdas en la Comunidad, a pesar de ser las fuerzas de izquierdas superiores en votos.

Los datos revelan que la derecha madrileña está completamente movilizada en los comicios generales, alcanzando los 2 millones de apoyos, y, sin embargo, unos 400 mil votantes de este bloque se abstienen al citarse con las urnas autonómicas; esta abstención se produce igualmente entre Madrid capital y en el resto de localidades de la Comunidad.

La aparición de VOX, la Gürtel y Púnica, la escandalosa dimisión de Cifuentes, el caso de transfuguismo repentino del ex-presidente Garrido, y las desafortunadas declaraciones de su candidata Díaz Ayuso durante la precampaña harán a los populares desmoronarse en las urnas y abandonar, no solo el Gobierno que ostentan desde 1995, sino que dejarán de ser la fuerza más votada en el bloque de derechas, como ya anticiparon los comicios del pasado 28 de abril

De los más de 600 mil votos que se dejó el PP entre 2016 y 2019, VOX recibió más de medio millón; sin embargo este voto de castigo a los de Génova no será tan amplio en esta ocasión; Rocío Monasterio no tiene el tirón que sí ha demostrado Abascal con los suyos y se estancará en los 400 mil apoyos. Irrumpirá en la Asamblea madrileña rondando los 14 diputados autonómicos y pudiendo ser clave para mantener un gobierno de derechas en la Comunidad.

Tiene todo de cara Ciudadanos para ser la fuerza más votada en la derecha y tener la llave del Gobierno de la Comunidad. Si los de Rivera no consiguen dar el sorpasso a los populares en esta ocasión, sería sin duda un gran fracaso para la formación naranja, que afronta este compromiso como su gran baza para posicionarse como primera fuerza en el bloque ideológico de derechas.

Izquierdas

Por su parte, el bloque de izquierdas ha superado en votos al de derechas, los últimos 20 años, en tan sólo tres ocasiones: 2003, 2004 y 2015.

En las Elecciones Generales, el bloque de derechas sumó cerca de 2 millones de votos, tanto en 2016 como en 2019, mientras que el bloque de izquierdas conseguía 1 millón y medio de votos en ambas convocatorias electorales.

La izquierda madrileña acaricia con la yema de los dedos el gobierno de la Comunidad de Madrid. A unos días de la cita electoral del 26-M,  vive una efervescencia similar a la de aquella noche de mayo de 2003: cuando parecía claro que el PSOE, junto con IU, recuperaría el gobierno de la Comunidad de Madrid, en manos de los populares, desde 1995. El Tamayazo frustraría las expectativas de las izquierdas, alejándolas del gobierno durante, al menos, 24 años.

Esta especie de segunda vuelta de las Elecciones Generales del pasado 28-A se vive con especial intensidad en el bloque de izquierdas. A pesar de que no se puede descartar el efecto desmovilizador de la fragmentación política, los últimos golpes de timón de Pablo Iglesias han conseguido recomponer la alianza con IU y con ‘anticapitalistas’ y dotar de mayor cohesión a la familia de las izquierdas.

La fractura vivida como un auténtico terremoto político en noviembre de 2018, con fuga de Errejón incluida en enero del presente año, ahora podría potenciar la movilización total de las izquierdas madrileñas a nivel de la Comunidad, al ofrecer al selecto votante de Madrid, múltiples -aunque controladas- opciones, dentro del mismo espectro ideológico. Ahora sólo falta apelar a la movilización del voto.

Resultarán claves para las izquierdas en la Comunidad de Madrid la recuperación del cinturón rojo y el efecto bandwagon -“caballo ganador” en castellano cervantino- de la resonante victoria socialista del pasado 28-A.

El cinturón rojo que ciñe el sur de Madrid es fundamental para apuntalar el avance de las izquierdas en la Comunidad. Y es en la recuperación de las ciudades más allá del Manzanares en el que desempeña un papel fundamental la capacidad del PSOE-M para concentrar el voto desorientado tras la atomización fratricida del espacio político anteriormente ocupado por Podemos.

Si el PSOE-M quiere afianzar un buen resultado y “amarrar” votos a su izquierda y derecha, deberá recordar a los vecinos del ‘cinturón rojo’ que no son madrileños y madrileñas de segunda, sino que son prioridad de las políticas socialistas en la Comunidad.

Por otro lado, resultará decisiva la irrupción de Más Madrid, formación dirigida por Manuela Carmena e Íñigo Errejón. De su capacidad para recuperar a los votantes de Podemos descontentos y, sobre todo, su capacidad para atraer a los selectos votantes urbanitas y progresistas, huérfanos de transversalidad, con una campaña ilusionante que vuelve “a los orígenes”, es la clave (y la incógnita) de la victoria de las izquierdas. Con una campaña desenfadada, Más Madrid ha sido capaz de recuperar la frescura y la ilusión de los orígenes de Podemos que, ahora, en la Comunidad, busca por todos los medios, evitar tanto el sorpasso de Más Madrid, como el de VOX, y quedar relegado a la última posición en estas elecciones.

Del mismo modo, resultará fundamental comprobar si los votantes más moderados pasarán factura a la estrategia indisimulada de Ciudadanos de ocupar el centro-derecha en la Comunidad de Madrid, imponiendo un veto al candidato socialista a la Presidencia, Ángel Gabilondo. Lo que podría beneficiar al objetivo inmediato de Ciudadanos, “sorpassar” al Partido Popular, puede perjudicar a todo el bloque de las derechas en la contienda por la Puerta del Sol.

PARTICIPACIÓN

A diferencia de lo que ocurre en las elecciones generales en las que la alta participación favorece al bloque ideológico de izquierdas, en Madrid una alta participación no supondrá – a priori – un mejor resultado de este bloque.

Es cierto que la derecha ha asentado, en los últimos cinco años, un electorado cercano a los 2 millones de votos mientras que el bloque de izquierdas nunca se ha acercado a esos números por lo que resulta complejo aventurar que con una alta afluencia a las urnas se cumpla la máxima que sirve para las generales.

El 28 de abril la participación en Madrid fue de un 80%, esto es una movilización técnicamente total, que no se repetirá un mes después.

La fragmentación tan políticamente traumática del bloque de las derechas y la severísima erosión del Partido Popular en la Comunidad de Madrid favorece la desmovilización de sus votantes. En un contexto de hundimiento del Partido Popular a nivel nacional, con un decepcionante ascenso de Ciudadanos y el anémico desembarco de VOX en las instituciones democráticas existe un fuerte desconcierto en la moral de los votantes de derechas que no se está sabiendo capitalizar por ninguno de los candidatos y candidatas.

La estrategia de Ciudadanos, de extender el veto al Partido Socialista también en la Comunidad de Madrid, les hace perder pie en el centro, lo que revierte en beneficio del perfil institucional y moderado de Gabilondo y su equipo.

Por su parte, la fractura en el espectro político anteriormente ocupado por Podemos puede tener una doble lectura; bien afianzar la movilización del voto de izquierdas al satisfacer el gusto más exigente del votante progresista en el ámbito autonómico y local, o bien puede generar desconcierto y confusión en los votantes que, en última instancia, pudiera desmotivar el voto.

CONCLUSIONES

Como en tantas otras citas políticas, las propuestas de los partidos y candidatos quedan absorbidas por la voracidad de las campañas electorales en las que a los electores poco les llega de los programas y propuestas de cada formación.

Más dificultad aún tienen los candidatos y aparatos de los partidos para poder colocar sus mensajes entre el electorado cuando estas elecciones coinciden con las negociaciones para formar Gobierno en España tras los comicios de abril.

Los dos bloques que se movilizaron en máximos históricos en Madrid el pasado 28 de abril constataron que en la Comunidad de Madrid, existe una mayoría ideológica de derechas en la que los 3 partidos que representan este bloque superan en votos al bloque de izquierdas.

La desigualdad entre unas y otras localidades de Madrid y entre unos y otros barrios, será una de las claves para determinar si los madrileños quieren mantener la misma forma de hacer política tras 24 años de gobiernos populares, o si bien quieren una alternativa de izquierdas liderada por Gabilondo.

Por otra parte, el bloque que menos participación desmovilice un mes después de las generales será el que consiga una ventaja significativa para formar gobierno y conseguir una mayoría suficiente para los próximos 4 años.

Es muy previsible que haya un descenso de más de 250 mil votos en el bloque de derechas respecto a las elecciones generales de abril, mientras que la izquierda podría movilizar hasta 80 mil votos más que el pasado 28 de abril. Tan solo Ciudadanos mantiene expectativas de obtener buenos resultados en la derecha, afianzando unos apoyos cercanos a los 800 mil votos.

La diferencia entre un bloque y otro será inferior a los 50 mil apoyos, por lo que se espera un empate técnico entre bloques. A penas separan a los bloques 1,3 puntos.

La principal duda en estas elecciones es cómo recibirán los bloques a dos nuevas alternativas; VOX en la derecha ya mostró su fuerza superando el medio millón de votos en Madrid hace un mes; por su parte en el bloque de izquierdas surge de la mano de Errejón una nueva fuerza regional – Más Madrid – que con el tirón de Carmena desbancará a Podemos gracias a un mensaje menos reaccionario que los de Iglesias.

Con este panorama y con 6 fuerzas políticas con representación en la Asamblea por primera vez en la historia hay un elemento que tener en cuenta; el último diputado autonómico que obtenga cada una de las fuerzas se decidirá por mil votos y en algún caso incluso por menos, y quizás esos votos y diputados decanten que la mayoría parlamentaria sea de uno u otro bloque.

Sirva como ejemplo los resultados que arroja el estudio, en el que aplicando el sistema D’Hondt, 425 votos separan al diputado 36 del PSOE de arrebatarle al PP el 24.

Este escenario depara una victoria de la derecha que conseguiría alcanzar los 67 diputados que dan la mayoría absoluta en la Comunidad y que obligaría a Aguado a pactar con VOX para alzarse con el Gobierno autonómico.

El precio que puede asumir Ciudadanos al pactar con VOX parece tenerlo asumido; su candidato no ha descartado en ningún momento esta vía y ha enfocado la campaña en buscar como rival a Gabilondo, como si llevara ya gobernando los 4 años anteriores.

El próximo domingo los madrileños decidirán; si el bloque preferido es el de izquierdas, Gabilondo liderará un gobierno con el compromiso de cambios reales. Si no, todo cambiará para que nada cambie.

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