Navarra mantiene el empate entre bloques el 28A

Si tuviésemos que elegir un lugar de España con el que ejemplificar lo que es la política de bloques no nos cabe la menor duda de que el sitio elegido sería Navarra.

La coalición conformada por Unión del Pueblo Navarro, Partido Popular y Ciudadanos, parece un calco, a escala 1:17 y en versión edulcorada, de lo que puede suceder en este país la noche del 28 de abril.

Pertrechados tras el “todo vale por frenar al monstruo del nacionalismo”, Casado y Rivera parecen dispuestos a pactar con cualquiera que se encuentre a la derecha del Partido Socialista y que les de los votos suficientes; desde los regionalistas navarros defensores de un régimen foral criticado hasta la saciedad por Rivera y Casado, hasta Vox, una formación extremista absolutamente desacomplejada en su discurso y en sus formas.

La alianza Navarra Suma nace en un primer momento como respuesta al pacto de gobierno alcanzado entre Geroa Bai, EH BIldu, Podemos e Izquierda-Ezkerra y que ha llevado a Uxue Barkos a presidir durante los últimos cuatro años la Comunidad Foral.

Ahora parece haber tomado un nuevo impulso de cara a este año electoral, primero con un acuerdo entre regionalistas y la formación naranja, al que el PP se ha visto obligado a adherirse debido a su escaso peso específico en la región, donde hasta 2008 no tuvo marca propia.
De este “totum revolutum” sale una lista al Congreso encabezada por Sergio Sayas (UPN), que estará acompañado por el regionalista Carlos García Adanero (UPN), Cristina Sanz (PP), Sonia Pérez (Ciudadanos) y Alberto Picón (PP).
Si quieren llegar a obtener un tercer diputado, Navarra Suma deberá movilizar a más de 130 mil votantes. Ahora bien, el voto del bloque de derechas se ha encontrado en Navarra, elección tras elección, un techo algo inferior al 40 % de los apoyos, que les impide conseguir su ansiado tercer diputado.
Por su parte, los nacionalistas -pro-vascos- tampoco atraviesan su mejor momento ya que no han sido capaces de proponer una candidatura conjunta al Congreso como hace cuatro años, tras el no de Podemos, a diferencia de la lista para el Senado en la que los cuatro socios concurrirán bajo el nombre de Cambio-Aldaketa. El espacio político que ha ido perdiendo el bloque nacionalista ha sido ocupado por la izquierda, y más en concreto por Podemos que llegó a alcanzar más de un 28% de los apoyos y rondar los 100 mil votos en 2016.

Este escenario vuelve a dejar al PSOE sólo en el centro del tablero político y como único partido capaz de ejercer de nexo de unión entre dos polos absolutamente opuestos.

Tras analizar todos estos factores, de los cinco escaños que se reparten en la circunscripción, dos irán a manos de Navarra Suma, dos al Partido Socialista y el otro se lo lleve la formación morada, dejando a los nacionalistas sin representación parlamentaria.
Este mal resultado de los nacionalistas se explica por la poca fuerza de sus cabeza de listas y es que Koldo Martínez (Geroa Bai) no tiene el tirón popular de Uxue Barkos y la designación de Bel Pozueta como número uno de EH Bildu ha sido visto como una politización descarada de lo ocurrido en Alsasua por parte de la izquierda abertzale.
De producirse este resultado supondría que el PSOE recupera un segundo escaño en la circunscripción, perdido en 2016 ante el empuje de Podemos y sus aliados.
Santos Cerdán, uno de los “gurús” de las renovadas listas del PSOE al Congreso, asume la papeleta como cabeza de cartel por la Comunidad Foral y que para garantizarse un segundo escaño debe acercarse a los 90 mil apoyos.

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